Verano intranquilo

domingo, junio 15, 2008

Cuántos veranos intranquilos llevo cocinando a fuego lento esta idea en mi cabeza y todavía no sé cómo decirla siquiera. Mal augurio para un poeta.

Tengo horas escuchando Greatest. Me acabo de quitar una hoja seca del cabello, de la charla de hoy en el parque, del viento elevando estas pequeñas naves hacia la tumba de la tierra. Lo cierto es que fueron semilla y crecieron y se apartaron del árbol y, por un instante, se proyectaron sobre la rabia del viento de la tarde nublada... luego nada.

Cuando me despedí Dávil marcó. “No nos quedan tantas noches como quisiéramos”, dijo, “No”, digo. “Así que, men, vamos a brindar por ello”. “No”, digo, cuelgo. Voy a un teléfono público y le hablo a Yuni. “Tengo roto el corazón”, digo. Dice “No sé de qué hablas... yo aún lo tengo guardado, aquí, conmigo”. “No seas tonta Yu”. Silencio. Detrás la lluvia y los coches ensordeciendo la charla. “Me han roto el corazón sin saberlo”. Cuelgo y voy a casa. ¿Cómo podría atreverme siquiera a robarle un beso, señorita?

Cuántos veranos intranquilos llevo cocinando a fuego lento esta idea en mi cabeza.

Y de nuevo, no es esta mujer.

Besos robados

domingo, junio 01, 2008

A ciencia cierta no sé qué bocas se hayan quedado con los besos que me quitaron, de esos besos que tenía celosamente reservados para otros labios.

Un día me levanté y salí de mi casa como otros días, pretendí ser alguien más y entonces fui confundida con alguien más. Algún aprovechado, que se escondía tras máscara de amigo intuyó de mi parte que no iba a denunciar el robo. Jugamos a ser alguien más. Yo era una idiota y él un cínico. Entonces pasó, se acercó rápido y furtivo a mis labios pintados del color de una paleta de hielo de cereza. Se acercó a mis labios aun fríos, a mi lengua pintada de muchos sabores, al verano intranquilo que se cocinaba a fuego lento en mi cabeza. Lo hizo y para colmo mal. Me robó un beso y no podía quitarme la sensación de asco y ganas de llorar por lo perdido. Me robó un beso pero tal vez no fue lo significativo, sino que al hacerlo lo haya hecho con tanta displicencia como si no lo hubiera querido desde un principio. La sopa me supo mal ese día y algunos más, quise entonces pretender que nada había pasado pero es díficil jugar a eso... no supe fingir.

No hubo reclamos... no levanté ningún acta ni fui a la delegación, no fui a las cosas perdidas ni a la buenos aires o a tepito a ver si por ahí andaba. No hice nada.

Otros besos robados fueron distintos... los di conciente de que no los recuperaría jamás... pero ese, ese lo quiero de vuelta.

 
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